Una gran cantidad de gente despidió al Papa Francisco en la Catedral de San Isidro

Una gran cantidad de fieles participaron de la misa celebrada por el eterno descanso del Papa Francisco y para dar gracias a Dios por su vida y su magisterio.

La eucaristía fue presidida por el obispo Guillermo Caride y concelebrada por el obispo auxiliar Raúl Pizarro, los obispos eméritos Jorge Casaretto y Oscar Ojea, el párroco de la Catedral Francisco Peña y los sacerdotes presentes.

En su homilía, Caride expresó: «Los invito en primer lugar, a recordar, porque en todos nosotros puede aparecer una palabra del Papa, un gesto, algo que hizo que quedó grabado en nuestro corazón. Cuando en esta mañana pensaba, qué palabra queda en mí grabada de la enseñanza del Papa, es habernos transmitido la misericordia de Dios. En el centro de su anuncio de Dios estaba la experiencia de la Misericordia, Dios que abraza su fragilidad.» Y agregó: «Eso, él lo tradujo en gestos. Ya nos resultaba natural que el jueves santo fuera a lavar los pies a los presos y aún, en su máxima debilidad, este jueves se acercó a estar junto a los presos o, también, la experiencia de poner a los pobres en el centro de la vida de la iglesia, de llamar a los que están últimos para que estén en primer lugar y nos transmitió el núcleo del evangelio. Es ese aire fresco que apareció en el corazón de tantas personas, cuando volviendo de su viaje a Brasil, respondiendo a una pregunta dijo «quien soy yo para juzgar.»»

Además, el obispo afirmó que «fue el hombre que era capaz de sentarse en círculo y dialogar con el que piensa distinto». Caride también expresó: «Un llamado que recuerdo, es ese llamado que nos hizo en su primera carta pastoral. En la misma nos habló de la alegría del evangelio, nos transmitió un sueño, el sueño de una iglesia que viva una reforma misionera, que esté centrada en el anuncio de la alegría, que se reforme todo para todo esté al servicio de la misión.»

Por último, Guillermo Caride manifestó que «es en esta memoria, como argentinos, poder seguir la inspiración que Dios nos hace a través de la enseñanza del Papa Francisco, a veces, en la ausencia, podemos terminar de comprender aquello que nos estaba invitando como pueblo, como sociedad, a todos los argentinos.»