PARA LOS COMPAÑEROS Y COMPAÑERAS, PARA LAS ALMAS SENSIBLES
Por Enzo Araujo.
Estas palabras no son más que apuntes de la actualidad distópica que se vive en Argentina y la crisis de representación del peronismo. Ojalá quienes lean esto le encuentren la utilidad para reflexionar ¿Qué sé yo? Capaz es muy pretencioso. En resumidas cuentas sin diagnóstico correcto no hay proyecto, y sin proyecto no hay dialogo posible con el pueblo.
DIAGNÓSTICO Y PROYECTO
Tengo ganas de hacer cosas para que el peronismo tenga un proyecto y que este sea claro y accesible para transmitir. Quizás está de más aclarar que ese proyecto debe implicar que todo habitante de Argentina pueda vivir dignamente y ser capaz de proyectar su destino a mediano y largo plazo en el marco de una realidad efectiva y concreta. En otras palabras, que sea cual sea el laburo que tengas o te hayas inventado, que la guita te alcance para vivir bien sin la necesidad de hacer cuentas constantemente. Hacer eso implica por lógica consecuente luchar contra la gestión del actual gobierno nacional con un horizonte concreto por más lejano que parezca. De otra manera, la militancia sólo será resistencia pero no será construcción.
Uno de los nudos fundamentales para lograr la construcción es contar un diagnóstico certero de qué le pasa a la sociedad argentina, qué siente, qué pasa en nuestro país y en el mundo (dentro de lo posible). Sin ese diagnóstico las acciones políticas que se realicen, por más voluntariosas que sean, no terminarán de ser efectivas y óptimas para que el pueblo adopte, ni siquiera un proyecto, sino al menos una opción electoral. En resumidas cuentas sin diagnóstico correcto no hay proyecto, y sin proyecto no hay dialogo posible con el pueblo.
Pensándolo en tiempos electorales, si el peronismo carece de un buen diagnóstico primero, y de un proyecto, precisamente el proyecto de lo que hoy se hace llamar La Libertad Avanza puede gobernar 12 o hasta incluso 16 años, más allá del nombre propio y circunstancial del actual presidente.
ELLOS
Hay un sostén más que considerable de la base electoral del gobierno nacional que es capaz de justificarle casi todo. Cito parte de una nota de elresaltador.com sobre un estudio de imagen de la Consultora Delfos:
“Los tres factores más fuertes de la imagen positiva de Milei (43%) en marzo son: “Cumple su palabra” (36%); “es honesto” (10%) e “investiga a los corruptos” (7%). Luego le sigue con un magro 5% la definición “representa el cambio”. A contramarcha de las creencias, razones como “su plan económico” cosecha un 3%; “no es un político tradicional”, 2%; “por la reforma del Estado”, 2%; y “busca bajar la inflación”, 1%.”
Siguiendo lo planteado por este estudio, es interesante que con los que ven con buenos ojos al clona perros ni siquiera estamos de acuerdo en el para qué de la política. Para ellos, pasa por una cuestión moral mientras que para nosotros, debería ser la herramienta para mejorar la calidad de vida del pueblo en su conjunto.
Además, sus militantes son muy dogmáticos. Definición de dogma: proposición tenida por cierta y como principio innegable; o conjunto de creencias de carácter indiscutible y obligado para los seguidores de cualquier religión.
Cito un párrafo de la nota ¿Y si la verdad ya no importa? publicada en tierraroja.com: “En ese punto, podemos pensar que la capacidad de representación de Javier Milei -quien también ha planteado, en cierto sentido, una narrativa anti-elitista- no necesariamente se agotaría de manera automática e inexorable en caso de que su proyecto económico no cumpla con sus objetivos.”
ELLOS, EL DOGMA, LA CREENCIA, Y LA REALIDAD
Como si eso fuera poco vivimos en una época en la que la verdad parece ya no importar. A diferencia del concepto de realidad efectiva del peronismo o la frase del general que sostiene que “la única verdad es la realidad”, estos dogmáticos recurren a “las fuerzas del cielo”. Por más que suene como una pelotudez, esa frase expresa un dogma cual credo religioso y monárquico como si el actual presidente tuviera un mandato divino. (Se enlaza con las facultades extraordinarias incluidas en la afortunadamente caída Ley Ómnibus). Y todo lo divino, hasta el día de hoy al menos, es incomprobable. Sin embargo, esa creencia, como cualquier mentira instalada por medios de comunicación y/o discursos que circulan, tiene sus consecuencias en LA REALIDAD. Hay dos o tres frases que me ayudan a sintetizar esto. Cielo Razzo en su canción Sin Salida expresa: “La realidad es la verdad que nos da esta mentira.” Divididos en el álbum La Era de la Boludez (1993) pregunta y afirma: “¿Qué ves cuando me ves? Cuando la mentira es la verdad.” Más acá en el tiempo Marina Fages en su tema La Realidad canta: “La realidad que te muestran no es nuestra. Esos no son los asuntos más urgentes.” En dos oraciones Marina sintetizó a Marx y Gramsci.
El gobierno de la libertad de mercado avanza no es más que la consolidación del neoliberalismo pero de la forma más estéticamente exacerbada que se haya conocido en democracia hasta hoy. Vienen a terminar de instalar el proyecto político económico y cultural de la última dictadura cívico militar que era y es el proyecto las corporaciones económicas, y para el laburante que levanta la voz sólo hay palo y bozal. Vale la pena aclarar que sería importante considerar al neoliberalismo no sólo como algunos espacios políticos sino como el modelo político económico que impera en el mundo desde la década de los 70. Dentro ese río revuelto en Argentina hubo gobiernos que potenciaron ese modelo y otros que lo resistieron. En Argentina el que trató de resistirlo fue la década ganada de Néstor y Cristina.
CRÍTICAS CONSTRUCTIVAS
Como gobierno nacional lo que llamamos kirchnerismo fue la mejor interpretación de la doctrina peronista, y (a criterio personal) también la única pero sin restar méritos, luego del fallecimiento de Perón. Sin embargo, el kirchnerismo no generó una nueva doctrina. Algunos de sus integrantes adoptaron una pose estética un poco al margen de la doctrina pero esa es una discusión tangente. La practicidad con la que se expresaba Juan Domingo nos permite volver a él y reinterpretar sus planteos en este presente precisamente porque no somos o no debemos ser dogmáticos. Ahora bien, el general sostiene que la columna vertebral del movimiento son los trabajadores y trabajadoras. Un rasgo de la crisis del peronismo es que hay compañeros y compañeras que, pudiendo haberlo hecho, no están afiliados a ningún sindicato. Si no estás conforme con tu sindicato, bueno, fijate si podes hacer algo para cambiar esa situación. La columna vertebral del movimiento son los, las, les trabajadores. En 1945, en 1973, en 2011, hoy y siempre.
Si algo faltó en demasía en el gobierno de Alberto fue escuchar al movimiento obrero y actuar en consecuencia. Según me han contado, eso también pasa actualmente en gobiernos provinciales que podemos bien considerar compañeros. Quizás sucede por no tener personas consecuentes en todos los puestos ejecutivos de responsabilidad. En El Método Rebord Julio De Vido mencionó que en un momento Kicillof, si mal no recuerdo, cuando era ministro de economía, decidió cambiar representantes del gobierno que pertenecían al movimiento obrero en los directorios de empresas que el Estado era accionista. En su lugar metió personas de su equipo político. Aclaro que no incluyo esto por una saña con Axel sino a modo de ejemplo. Hay una distancia y separación entre la política partidaria y la gremial cuando quizás deberían retroalimentarse. En 1986 en el programa Tiempo Nuevo conducido por Neustadt, el histórico dirigente de ATE Germán Abdala inmortalizó un gran discurso al respecto: “Los trabajadores no necesitamos estar siempre en mameluco y pidiendo por un salario. Los trabajadores pensamos también en el país que tenemos; los sectores populares también tenemos un planteo, una propuesta que hacer. No está solo el discurso de un sector dominante.”
Con esto me refiero a que quienes deben escribir el proyecto de patria deberían ser los protagonistas de esa anhelada transformación, es decir, las organizaciones gremiales, movimientos sociales, organizaciones de la sociedad civil, la militancia de base, la economía popular, los laburantes de aplicaciones, etc. En esto también incluyo a las organizaciones que nuclean a trabajadores y medios de comunicación antagónicos a la lógica de las corporaciones mediáticas. El cliché de “los medios” y “Clarín miente” está muy instalado en el campo nacional y popular pero hay algunes que cuando les hablas de lo que estás haciendo a nivel comunicación desde el llano y la mayoría de las veces sin un mango, no te dan mucha bola. Existe la Confederación de Medios Cooperativos y Comunitarios que nuclea a la Red de Medios Digitales y al Foro Argentino de Radios Comunitarias, entre otras. Dato.
En el verano Gabriela Pepe entrevistó a Juangra para Letra P y el dirigente declaró: “Lamentablemente, muy a mi pesar, el 90% del tiempo de las reuniones políticas son para discutir de rosca y el 10% restante es para ver qué hacemos por nuestro pueblo. Entonces, aunque venga Mandrake, no vamos a cambiar la Argentina. La crisis no es de dirigencia ni de nombres, es de orientación estratégica y programática. Falta una discusión sobre el desarrollo humano integral o el tercer plan quinquenal, el sentido de propósito de lo que hacemos.” Por esos días en una charla con Roberto Navarro para El Destape Radio Grabois también reflexionó que si el decreto y la Ley Ómnibus tienen “la pluma de los abogados” de las diez o veinte corporaciones más poderosas de Argentina entonces por qué el campo nacional y popular no le pidió la pluma a los movimientos sociales, al sindicalismo, al movimiento indígena, a la industria nacional y/o a los medios comunitarios.
LA DÉCADA GANADA COMO DIMENSIÓN MÍTICA
A medida que pasa el tiempo, más nos alejamos del 9 de diciembre de 2015. Parece una obviedad pero hay que remarcarlo. Doy por sentado que el gobierno de Alberto Fernández fue un fiasco con escazas excepciones. Cuando perdimos en 2015 cantábamos que íbamos a volver pero más que volver hay que ir hacia adelante. Los pibes y pibas que en 2027 van a tener 16 años y van a poder votar por primera vez tenían 4 años en el último año de gobierno de Cristina.
Hagamos un ejercicio. Pensemos cuando nacimos y qué estaba pasando en Argentina 20 años antes. 20 años antes de que naciéramos los millenials noventeros (atravesados por el menemismo y la televisión colgada del cable viendo Pokemon, Digimon, Dragon Ball o los Power Ranger), había una militancia eufórica pidiendo el regreso de Perón tras años de exilio. Mientras nacían los pibes y pibas que hoy tienen 20, Néstor Kirchner en la ex ESMA pedía perdón en nombre del Estado por los crímenes de lesa humanidad y haber callado durante 20 años de democracia. Según me ha contado un amigo profe de historia en la secundaria, para los adolescentes la década de los 90 es arqueología. Imaginate lo anterior. Acortar la distancia mental con el paso del tiempo es un desafío para los profes de historia y para todos los que entendemos que somos consecuencia de los hechos que nos antecedieron. Me gusta la consigna que planteó la organización de derechos humanos Nietes: “Sin memoria, no hay libertad.”
El peronismo es el recuerdo histórico que el pueblo puede ser feliz y la patria grande. La experiencia de gobierno del kirchnerismo, salvando las distancias, es eso mismo pero más cercano en el tiempo. Cabe destacar que este último en general, sin entrar en los detalles de algunas críticas que parecen ser por mero deporte, ha actuado con la doctrina peronista. El mismo Néstor ha dicho que somos peronistas y que nos decían kirchneristas para bajarnos el precio.
Más allá de lo expresado en el apartado anterior, la dimensión mítica, el recuerdo feliz de los 12 años y medio de Néstor y Cristina debiera ser defendido como una muestra empírica de que se puede gobernar de otra manera, es decir, a favor del pueblo. Hay que hacerlo sin ahondar en diferencias ridículas con la ciudadanía. Del otro lado efectivamente están dando una batalla cultural. La chantada es que se muestran como los débiles, los davides de la historia ¡Las pelotas! Los davides de la historia somos nosotros contra miles de Goliats no sólo locales sino foráneos que nos quieren venir a explicar que tenemos que regalarles lo nuestro. En fin, esa batalla cultural hay que darla de verdad partiendo desde mejoras concretas. “Mejor que decir es hacer” y “mejor que prometer es realizar”. Volviendo al punto, el proyecto nacional y popular en su momento marcaba una idea de patria, de Argentina. Esa discusión hay que tenerla con nuestros compatriotas- “Los pibes de Malvinas que jamás olvidaré” debería ser una consigna más que futbolera. Ni hablar de la defensa de los bienes naturales que la psiquiatría avanza quiere regalar y la deuda con el FMI que es una cadena de esclavitud y colonialismo actual.
ESCAPAR DEL ESPIRAL DE MAL INTENCIONADOS Y MEDIOCRES
El próximo gobierno peronista, o que use la simbología peronista como el que cree que “los argentinos venimos de los barcos”, está obligado a ser excelente en materia de gestión para mejorar la calidad de vida del pueblo. La gestión del que confundió garganta poderosa con garganta profunda también estaba obligado a la excelencia y falló o directamente consideró otro camino. De cierta forma, fue una carta importante en la campaña de los que ganaron en noviembre de 2023.
Quien o quienes conduzcan el próximo gobierno peronista deben ser firmes en sus convicciones de que primero está la patria, luego el movimiento y último las individualidades. Caso contrario no saldremos de esta espiral infernal entre despreciables y mediocres.
TIEMPOS COMPLEJOS
Últimamente no puedo parar de pensar en estas cuestiones. Me despierto y me voy a dormir pensando en esto.
Para saciar esa necesidad es que existe y realizo el programa Tiempos Complejos por Enganchate Rock. Teniendo en cuenta a los y las militantes con los que he hablado en ese espacio (y por fuera también), creo que hay reserva y ganas de pelear desde el campo nacional y popular, sea cual sea el camino que cada cual elija. El desafío, insisto, es contar con un diagnóstico preciso y elaborar un proyecto de patria que nos acobije de tal forma que sea cual sea el camino que elija cada militante o grupo de militantes, nos encontremos todos en la meta. Cabe aclarar que ganar una elección presidencial no es fácil pero es mucho más fácil que hacer y consolidar un gobierno que le transforme para bien la vida al pueblo.